jueves, 17 de marzo de 2016

Evaluación formativa. Capítulo 9

Universidad Técnica Nacional
Centro de Formación Pedagógica y Tecnología Educativa
Sede Regional de San Carlos
Licenciatura en Mediación Pedagógica
Glenda M. Chacón Hernández
 Síntesis y reflexión sobre el capítulo 9 del Libro Enseñar y evaluar


Evaluación de los resultados
Los errores… aliados en la construcción de rutas hacia el conocimiento

Cuando se habla de que en algunos países, escuelas, colegios o universidades no se realizan pruebas escritas como herramientas de evaluación, tendemos a sobresaltarnos, incluso no cabe en nuestra cabeza otra forma para evaluar, que no sea la que se ha utilizado a lo largo de tantos años, en el sistema de educación y que se refiere a la medición del aprendizaje del conocimiento de los otros, mediante la aplicación de Pruebas Escritas donde la calificación es numérica.

Otra manera de evaluar es posible

Avolio y Iacolutti (2006), presentan todo un capítulo que habla sobre la posibilidad de evaluar los procesos de aprendizaje (EPA), despertando la inquietud del mediador – lector, quien podrá tener la oportunidad de visualizar este difícil tramo del camino de una manera sencilla y práctica: la evaluación formativa, que data del año 1967.

Entender que la evaluación es un acto de comprensión y de posibilidades de mejora continua y que los errores son parte de ese proceso, permitirá alcanzar un aprendizaje significativo; en donde se logre entender y comprender por qué las cosas son como son y ésta entonces, será la labor de la academia o de los encargados para procurar mejores resultados a partir de mejores procesos.

Señalan las autoras que “la sanción inhibe la motivación e incide en el aprendizaje de forma negativa”, hablando por supuesto de la aplicación de pruebas sumativas y lo que podría ser, otro tipo de evaluación donde esté permitido identificar el error –sin caer en los excesos de errores- para entenderlo, para que el mediador tenga la opción de apoyar al aprendiente en el área que se indicó había debilidades e irle siguiendo el pulso mediante la reflexión, el diálogo y la madurez desarrollada por el estudiante, para aceptar enmiendas observadas por sus pares de grupo.
En este sumar y sumar para hacer el cambio, debe considerarse la necesidad de que en todo momento, debe imperar un ambiente positivo de recepción en donde la confianza, la seguridad y la aceptación entre las personas, sea el común denominador, todo en aras de que el proceso realizado aporte al crecimiento en el conocimiento de los involucrados, sea de manera grupal e individual.

En el caso particular de una prueba formativa, deben imperar criterios claros acerca de qué es lo que se va a evaluar? Y Cómo se va a evaluar?, pudiera ser mediante una rúbrica de paso por paso que facilita dar respuesta a esas dos interrogantes y que posibiliten tanto para el mediador como para el aprendiente, la recolección de evidencien de las fortalezas y las debilidades encontradas y que a su vez permitan realizar los ajustes necesarios para alcanzar dar respuestas y la gran oportunidad de continuar en la construcción del conocimiento.

Como punto adicional y elemento nuevo en este propio aprendizaje, fue comprender el significado de formativo y formadora, en donde la primera se refiere al docente quien planea para transmitir, compartir y además poder observar el avance y los logros de sus estudiantes y la segunda que está explicada técnicamente para ser valorada por el aprendiente; es verlo inmerso en su propia inquietud de encontrar sus errores, de poder enunciarlos, de poder repararlos, sacar sus propias conclusiones, permitir el recibo de aportes de sus pares y sentirse satisfecho de su propio logro y de cómo, siguiendo varios caminos, se enrumba hacia la construcción de su conocimiento.

En Costa Rica se inició hace apenas un par de años una modificación al sistema de evaluación, cuya consigna es que los mediadores utilicen la herramienta de evaluación Formativa. Muchos fueron los comentarios generados tanto por los educadores, padres de familia y la comunidad acerca del cambio propuesto, entre ellos recuerdo ¿Cómo que no se van a evaluar a los niños de primer grado?, -No van a aprender a leer, -La educación está cada vez peor, entre otros. En el documento elaborado por el Departamento de Evaluación de los aprendizajes del MEP (2013) aparece este comentario que es interesante analizar “En la práctica pedagógica es poco el uso que los docentes hacen de la evaluación formativa, como proceso que provee información para la toma de decisiones, ya que se ha creído que al no brindar datos cuantitativos, no tiene importancia, y por consiguiente se le invisibiliza” (p.1)

AUTORIDADES NACIONALES
Leonardo Garnier Rímolo
Ministro Educación Pública
Dyalah Calderón de la O
Viceministra Académica
S...Efectivamente la primera reacción es de los educadores, quienes advierten como negativo ese cambio y entonces volvemos a lo que se indicara al iniciar esta síntesis, es difícil imaginar pasar de un grado a otro sin haber aplicado una prueba escrita y es que el solo hecho de planear actividades diferente, introducir innovación al compartir en salón de clases, hacer de la constante y permanente observación el mejor aliado en el proceso enseñanza-aprendizaje, encuentra resistencia.

En ese afán de contar con una evidencia narrada por una educadora; visité la Escuela Juan Chaves R., quien si acogió esta modalidad de evaluación el año pasado. La siguiente es la solicitud que efectué vía correo electrónico a la educadora:

   Buenas tardes profesora, gracias por atenderme esta tarde.

El propósito de esta consulta, tal y como le dijera, es saber, conocer de la experiencia vivida en la aplicación del nuevo sistema de evaluación a los niños de primer grado de escuela, principalmente, saber:
1- Cómo se sintió usted como mediadora utilizando el sistema y 
2- El resultado o logros de los niños.

Como punto adicional; usted cree que es útil la herramienta de evaluación formativa y formadora?

Mil gracias por su respuesta.

Al día de hoy no recibí respuesta por lo que no podré compartir los hallazgos.




ibliografía

Avolio, S. e Iacolutti, M. (2006) Enseñar y Evaluar en Formación por competencias laborales. Primera Edición, Argentina.


Torres, R., Barrantes, J., Gutiérrez, X., Leitón, O., Marchena, J., Mora, I. (2013). La Evaluación Formativa. Ministerio de Educación Pública, San José, Costa Rica.

miércoles, 16 de marzo de 2016

Capítulo 9 del libro Enseñar y evaluar

Universidad Técnica Nacional
Centro de Formación Pedagógica y Tecnología Educativa
Sede Regional de San Carlos
Licenciatura en Mediación Pedagógica
Glenda M. Chacón Hernández
 Síntesis y reflexión sobre el capítulo 9 del Libro Enseñar y evaluar


Evaluación de los resultados
Los errores… aliados en la construcción de rutas hacia el conocimiento


Universidad Técnica Nacional
Centro de Formación Pedagógica y Tecnología Educativa
Sede Regional de San Carlos
Licenciatura en Mediación Pedagógica
Glenda M. Chacón Hernández
 Síntesis y reflexión sobre el capítulo 9 del Libro Enseñar y evaluar


Evaluación de los resultados
Los errores… aliados en la construcción de rutas hacia el conocimiento

Cuando se habla de que en algunos países, escuelas, colegios o universidades no se realizan pruebas escritas como herramientas de evaluación, tendemos a sobresaltarnos, incluso no cabe en nuestra cabeza otra forma para evaluar, que no sea la que se ha utilizado a lo largo de tantos años, en el sistema de educación y que se refiere a la medición del aprendizaje del conocimiento de los otros, mediante la aplicación de Pruebas Escritas donde la calificación es numérica.

Otra manera de evaluar es posible

Avolio y Iacolutti (2006), presentan todo un capítulo que habla sobre la posibilidad de evaluar los procesos de aprendizaje (EPA), despertando la inquietud del mediador – lector, quien podrá tener la oportunidad de visualizar este difícil tramo del camino de una manera sencilla y práctica: la evaluación formativa, que data del año 1967.

Entender que la evaluación es un acto de comprensión y de posibilidades de mejora continua y que los errores son parte de ese proceso, permitirá alcanzar un aprendizaje significativo; en donde se logre entender y comprender por qué las cosas son como son y ésta entonces, será la labor de la academia o de los encargados para procurar mejores resultados a partir de mejores procesos.

Señalan las autoras que “la sanción inhibe la motivación e incide en el aprendizaje de forma negativa”, hablando por supuesto de la aplicación de pruebas sumativas y lo que podría ser, otro tipo de evaluación donde esté permitido identificar el error –sin caer en los excesos de errores- para entenderlo, para que el mediador tenga la opción de apoyar al aprendiente en el área que se indicó había debilidades e irle siguiendo el pulso mediante la reflexión, el diálogo y la madurez desarrollada por el estudiante, para aceptar enmiendas observadas por sus pares de grupo.
En este sumar y sumar para hacer el cambio, debe considerarse la necesidad de que en todo momento, debe imperar un ambiente positivo de recepción en donde la confianza, la seguridad y la aceptación entre las personas, sea el común denominador, todo en aras de que el proceso realizado aporte al crecimiento en el conocimiento de los involucrados, sea de manera grupal e individual.

En el caso particular de una prueba formativa, deben imperar criterios claros acerca de qué es lo que se va a evaluar? Y Cómo se va a evaluar?, pudiera ser mediante una rúbrica de paso por paso que facilita dar respuesta a esas dos interrogantes y que posibiliten tanto para el mediador como para el aprendiente, la recolección de evidencien de las fortalezas y las debilidades encontradas y que a su vez permitan realizar los ajustes necesarios para alcanzar dar respuestas y la gran oportunidad de continuar en la construcción del conocimiento.

Como punto adicional y elemento nuevo en este propio aprendizaje, fue comprender el significado de formativo y formadora, en donde la primera se refiere al docente quien planea para transmitir, compartir y además poder observar el avance y los logros de sus estudiantes y la segunda que está explicada técnicamente para ser valorada por el aprendiente; es verlo inmerso en su propia inquietud de encontrar sus errores, de poder enunciarlos, de poder repararlos, sacar sus propias conclusiones, permitir el recibo de aportes de sus pares y sentirse satisfecho de su propio logro y de cómo, siguiendo varios caminos, se enrumba hacia la construcción de su conocimiento.

En Costa Rica se inició hace apenas un par de años una modificación al sistema de evaluación, cuya consigna es que los mediadores utilicen la herramienta de evaluación Formativa. Muchos fueron los comentarios generados tanto por los educadores, padres de familia y la comunidad acerca del cambio propuesto, entre ellos recuerdo ¿Cómo que no se van a evaluar a los niños de primer grado?, -No van a aprender a leer, -La educación está cada vez peor, entre otros. En el documento elaborado por el Departamento de Evaluación de los aprendizajes del MEP (2013) aparece este comentario que es interesante analizar “En la práctica pedagógica es poco el uso que los docentes hacen de la evaluación formativa, como proceso que provee información para la toma de decisiones, ya que se ha creído que al no brindar datos cuantitativos, no tiene importancia, y por consiguiente se le invisibiliza” (p.1)

Efectivamente la primera reacción es de los educadores, quienes advierten como negativo ese cambio y entonces volvemos a lo que se indicara al iniciar esta síntesis, es difícil imaginar pasar de un grado a otro sin haber aplicado una prueba escrita y es que el solo hecho de planear actividades diferente, introducir innovación al compartir en salón de clases, hacer de la constante y permanente observación el mejor aliado en el proceso enseñanza-aprendizaje, encuentra resistencia.

En ese afán de contar con una evidencia narrada por una educadora; visité la Escuela Juan Chaves R., quien si acogió esta modalidad de evaluación el año pasado. La siguiente es la solicitud que efectué vía correo electrónico a la educadora:

   Buenas tardes profesora, gracias por atenderme esta tarde.

El propósito de esta consulta, tal y como le dijera, es saber, conocer de la experiencia vivida en la aplicación del nuevo sistema de evaluación a los niños de primer grado de escuela, principalmente, saber:
1- Cómo se sintió usted como mediadora utilizando el sistema y 
2- El resultado o logros de los niños.

Como punto adicional; usted cree que es útil la herramienta de evaluación formativa y formadora?

Mil gracias por su respuesta.

Al día de hoy no recibí respuesta por lo que no podré compartir los hallazgos.




ibliografía

Avolio, S. e Iacolutti, M. (2006) Enseñar y Evaluar en Formación por competencias laborales. Primera Edición, Argentina.


Torres, R., Barrantes, J., Gutiérrez, X., Leitón, O., Marchena, J., Mora, I. (2013). La Evaluación Formativa. Ministerio de Educación Pública, San José, Costa Rica.

jueves, 10 de marzo de 2016

Síntesis y reflexión, Capítulo 10 Libro Enseñar y Evaluar

Universidad Técnica Nacional
Centro de Formación Pedagógica y Tecnología Educativa
Sede Regional de San Carlos
Licenciatura en Mediación Pedagógica
Glenda M. Chacón Hernández1
 Síntesis y reflexión sobre el capítulo 10 del Libro Enseñar y evaluar


Evaluación de los resultados
Logros del aprendiente


Al ir avanzando en la lectura del capítulo, se va descubriendo la razón del título y además el cumplimiento del objetivo planteado, cual es el de ir tras la búsqueda de un diseño de una propuesta de evaluación integradora para un módulo, unidad, curso u otra actividad en la que se desee medir el logro alcanzado por el aprendiente y donde se contemple el planteamiento de objetivos, las competencias que se desean alcanzar, la herramienta que se construya para evaluar, los resultados obtenidos y la reflexión acerca de los mismos.

Antes de continuar, se hace necesario definir al menos los conceptos de calificación y acreditación; el primero se refiere a como mediante un código numérico o conceptual, se logra convertir los resultados de la evaluación y la segunda –acreditación tiene que ver más con la forma en que institución reconoce que el aprendiente ha cumplido con los requisitos de aprendizaje previamente establecidos para aprobar y por lo tanto otorgar el certificado.

Llama la atención el hecho de que a pesar de que todo apunta hacia le prueba de la medición de resultados, la profundización que se hace es acerca de, comprender ese resultado tomando en cuenta el entorno, el contexto en que se obtuvieron. Es importante saber que aconteció, los conocimientos previos, los criterios tomados en cuenta por el estudiante para resolver, para comunicar y sobre todo para la toma de decisiones.

De ahí la importancia de que antes de poder alcanzar esos resultados por estudiante (según las autoras Avolio e Iacoluti); se conozcan o planteen los siguientes aspectos a fin de planificar una evaluación final:
1-      ¿Cuál es el propósito de formación del módulo? ¿Cuál es el problema de la práctica profesional que sirve de núcleo?
2-      ¿Cuáles son las capacidades involucradas en los objetivos del módulo y los contenidos a evaluar?
3-      ¿Qué capacidades vamos a evaluar durante el proceso? ¿Cuáles evaluaremos a través de los productos elaborados? ¿Cuáles consideraremos en esta instancia?.
4-      ¿Cuál será la mejor situación que podemos plantear al finalizar el desarrollo del módulo, de modo tal que sea suficientemente representativa para evaluar las capacidades expresadas en los objetivos?

Posterior a este planteamiento de interrogantes de la situación, sugieren formular las siguientes preguntas:
1-      ¿Cuáles serán las evidencias que vamos a considerar como indicadores de logro?
2-      ¿Qué técnicas e instrumentos serán los más pertinentes para recoger y registrar la información, considerada válida y significativa, en función de la situación planteada?
3-      ¿Qué criterios vamos a tener en cuenta para la aprobación?

Como se observa, es necesario definir los anteriores aspectos; en la medida en que se tenga claridad de éstos, así tendrá validez y confiabilidad el proceso evaluativo aplicado a las personas que participan en las sesiones de aprendizaje. Es un modo de conocer mejor el porqué de esos resultados, hay veces dejados de percibir por muchas razones, por lo menos en Costa Rica dos de esas, -muy personalmente considero-, serían por el sistema Conductista (tradicional) que posee el MEP y la otra por la cantidad de estudiantes por aula que atiende un solo docente.

En este momento, es bueno reconocer los esfuerzos que desde el MEP realizan los jerarcas (principalmente con el dictado de la política educativa lanzada en 1994); pero que no ha logrado permear y dar ese salto cuantitativo hacia la adopción de otras metodologías de trabajo en el proceso enseñanza-aprendizaje, seguirán por lo tanto aplicándose pruebas escritas muchas veces no congruentes entre la realidad de lo que se ejecuta en un aula con la forma en que como educador desea saber cómo ha sido la asimilación de los conocimientos por parte del alumno.
Un ejemplo típico es que hoy día aún hay educadores que entre más resultados negativos consigan, más satisfacción sienten de su materia. Lo idóneo es que el aprendiente pueda demostrar que el educador si logró permear en él y que los pasos dados en el proceso fueron lo suficientemente claros y significativos como para poder mostrar sus competencias en una prueba de naturaleza escrita. Es indispensable que todo docente pueda reflexionar acerca de los resultados obtenidos al aplicar una prueba, es más que una nota; es comprender dentro del contexto el por qué uno de sus estudiantes obtuvo un porcentaje inferior al esperado, es una oportunidad diagnóstica para mejorar y prestar más atención a las debilidades que el alumno demostró, lastimosamente en el país, el MEP no posee un mecanismo de selección para contratar a los mejores educadores y se cometen errores básicos al plantear un una prueba ítems ambiguos, excesos de preguntas; pues en muchos casos ni ellos mismos conocen que es lo que desean obtener de sus aprendientes.

En Costa Rica lamentablemente tal y como lo apunta el Estado de la Educación en su Quinta entrega “La estructura actual de las pruebas escritas (las grandes protagonistas en las estrategias de evaluación de los aprendizajes) es bastante rígida y está pensada para dar cuenta del aprendizaje de datos y conceptos, no tanto de lo que los estudiantes saben hacer” (p. 180). Esta afirmación se refleja por lo tanto en los resultados que a través de la Prueba PISA (Programa Evaluación Internacional de Alumnos) han venido encontrando al aplicarla desde hace años a nuestro país, no hay manera de salir, menos de ascender de los lugares en donde aparecemos por ejemplo desde 2009, 2010 y 2012. El desempeño obtenido en Matemáticas, Ciencias y lectura han estado muy por debajo de lo que este Programa ha ido evidenciando en otros países. PISA considera el nivel 2 como el mínimo para poder participar en la sociedad del conocimiento y es triste saber que hay una disparidad de conocimiento equivalente a más de dos años completos de enseñanza de la matemática y de 5 años si se compara con Shangai, no se nos ha enseñado a pensar, a resolver problemas en determinados momentos, a comunicar asertivamente las opiniones, las críticas, los aportes, a tomar las mejores decisiones al irnos preparando en el caminar diario por las aulas.

Las deficiencias quedan muy al descubierto cuando los jóvenes deben enfrentar por si mismos situaciones en las que ameritan analizar, reflexionar, brindar conclusiones, expresarse ante un público, redactar informes, leer, en fin, hasta que no se realicen los esfuerzos por mejorar, se seguirán recibiendo graduados de secundaria con fuertes debilidades en muchos aspectos de su
desarrollo por alcanzar una profesionalización acorde con lo que la sociedad requiere y que muchas veces la universidad tiene que asumir, para no ver alumnos frustrados o que los índices de deserción se disparen, pues no se han desarrollado las estrategias que les permitan salir delante de una manera sencilla y muy responsable.

Bien apunta doña Sonia Marta Mora, Ministra de Educación, al referirse a un desafío que lanza un reciente estudio de una misión de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) en nuestro Territorio, al decir que “Los grandes rezagos y disparidades existentes hacen imperativo un esfuerzo nacional para ponerse al día y superar grandes carencias que inciden en los resultados” (p. 25 A). Se podría concluir haciendo referencia a la necesidad de que el cambio empiece por cada uno de los educadores, que si persisten en continuar con la aplicación de pruebas escritas; éstas sean formuladas con mucha claridad y al tenor del cumplimiento de objetivos, pero más que eso, al deseo de que sus alumnos puedan captar los conocimientos y los puedan trasladar  a la aplicación de su vida real y a comprender el por qué es imprescindible asistir a una escuela, continuar en el colegio y optar por una preparación universitaria.


Bibliografía

Avolio, S. e Iacolutti, M. (2006) Enseñar y Evaluar en Formación por competencias laborales. Primera Edición, Argentina.

Mora, S. (2016, 16 de marzo), Educación y la OCDE. La Nación, 25A.

PEN, 2015. Quinto Informe del Estado de la Educación. San José: Programa Estado de la Nación.